Taller Encantado

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5 de marzo de 2009

Bendita nostalgia

A veces, cuando uno está muy triste y abatido, cuando ya no tiene fe en nada, ni puede confiar en nadie, cuando queda aplastado por su ceño fruncido, viene el ángel alado de la nostalgia a pintarle una sonrisa en la comisura de los labios.
Marcos se encontraba en plena vorágine autodestructiva de reproches y amarga pena cuando su ángel apareció. Al borde de un estanque, exhausto de llorar y agotado de pensar en su desgracia, vió cómo en las aguas se reflejaban unas blancas y enormes alas, de entre las cuales emergió una mirada violeta. No se asustó puesto que era un ser muy plácido aquel que venía a proporcionarle consuelo y alegría. Sus pálidas y ágiles manos se curvaron hasta formar una concavidad con la que contarle un secreto al oído.
Bajito, muy quedamente, el ángel le pidió que cerrara los ojos y recordara cuando era niño. Ahora Marcos no contaba más de seis años y venía su tío desde Francia. Le quería mucho, a pesar de que le habría visto tres veces en toda su vida. Él le acariciaba el pelo y mientras sonreía le decía que había algo detrás de su oreja. Y allí mismo, por arte de magia y al retirar su mano había al menos diez caramelos de distintos colores. A Marcos se le escapó una sonrisa de felicidad plena y al abrir los ojos estaba solo, pero la angustia había desaparecido.
Sólo yo conozco ese secreto, puesto que soy quien ayuda a los ángeles a arreglar sus plumas, a cuidar su nívea piel y a buscar los momentos felices de aquellos a quienes rescatamos de la tristeza. Y es un honor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Jo¡¡¡ que bonito¡¡¡ y realista aún que es un antídoto que no utilizamos mucho... quizás a veces tenemos muy ocupados a los ángeles entre todos con nuestra multitud de quebraderos de cabeza y en algún momento tienen que dejarnos solos, pero si fuéramos capaces aunque fuera por nosotros mismos de recordar que no siempre hemos sido tan desgraciados y que hubo algún espacio de tiempo en el que fuimos completamente felices, seguro que nos podríamos replantear las cosas de un modo distinto mucho más positivo, pero el ser humano es demasiado negativo para tener esto en cuenta en sus momentos agonía, pero es bueno recordar que siempre hay una manera de auto ayudarte a estar mejor. Precioso texto wapi un besete

-pequeña saltamontes- dijo...

Uhmm? donde porretas le di que sale anónimo?¡

Lolita blues dijo...

Gracias, hermosa. Es que bueno, es un poco autobiográfico. Tengo un tío en Francia que de pequeña me sacaba caramelos y chocolatinas de detrás de las orejas (y te juro que pensaba que era mago). Me hacía muy feliz. Sí que creo que debemos apoyarnos en esos momentos, deleitarnos trayéndolos a nuestra mente, comunicárselos a los demás para invocar a sus ángeles y ver la luz al final del túnel. En fin, besitos, saltamontesa!!

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