Taller Encantado

English cv French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

29 de octubre de 2010

Los jueves escribo I "Un nombre, un ser"

Escribir entraña su dificultad, escribir sobre uno mismo la duplica, pero puede llegar a ser terapéutico si a tu lado hay más personas con las que puedes hablar, debatir y sobre todo, relacionarte, aunque solo sea con la voluntad de comprender otros puntos de vista, otras formas de guiarse por la vida... Ahora, los jueves escribo, leo y escucho en compañía.

Un nombre, un ser

Nombrar no es sino dotar de existencia, de ahí que nadie pueda tomarse a la ligera la elección de la denominación de quienquiera que nazca a la vida. Lo que no es nombrado, no existe sino en un limbo del que ha de ser rescatado por la alquimia sagrada de la palabra. Rudos o suaves, delicados o resonantes, cortos o largos, de aquí o allá, sencillos o compuestos, nuestros nombres nos acompañarán, marcarán nuestra infancia y hasta dicen, nos atraparán en su sonoridad y sus connotaciones, como el guante se ciñe a la mano.

Mi nombre fue fruto del consenso de mis padres y hermanas, que buscaba un nombre que no se repitiera en la familia y que les sonara "nuevo". Además fue una decisión que hubo de tomarse con cierta premura, puesto que mis padres esperaban un niño. Tanto era así que todas mis sábanas, trajecitos y demás complemento, eran de color azul. Y sin embargo, rebelde hasta el fin, decidí nacer sin colita y David, que habría sido mi nombre, se quedó en el tintero. Así que cuando me presentan a "otro" David, no puedo evitar pensar que es mi tocayo, de algún modo, en una realidad paralela pero no imposible del todo.

21 de octubre de 2010

Jamás captivas

Rompíanse al no salir, íbanse quebrando. Algunas pugnaban por hacerse un hueco y en su lucha fenecían. Habíanse ido golpeando contra las paredes de su prisión y en su voluntad de ser libres moríanse de la pena que les causaba su falta de libertad y de la dureza de los muros edificados en torno dellas. Algotras en su indefensión encontrábanse rebujadas en cualquier rincón, incapaces de oponer resistencia a su situación, subyugadas esperaban un final tan cierto como el calor del sol.

Y yo en mi cobardía no podía ayudarlas, a ninguna dellas podía sacarlas de allí. Solo podía esperar; tan segura estaba de la mía incapacidad de liberarlas. Lo bello es siempre codiciado, y quien codicia no respeta ni gusta de compartir. Es por eso que destroza lo que más ama y consigue siempre el efeto contrario de cuanto se propone. ¡Sosegaos, hermosas captivas! ¡Calmad vuestros pechos animosos, levantaos las taciturnas, solo juntas, uniendo vuestros redaños y haciendo de la vuestra fuerza una, podreis romper el yugo y emprender el dichoso vuelo eterno de quien en ninguna cárcel perece habiéndose liberado por vez primera y firme para siempre! ¡Ya no habrá prisión que os alcance ni impiedad que os dañe!

El reflejo de Sitges

No alcanzo a encontrar la forma de explicar qué es para mí ir cada año a Sitges, durante unos días, a empaparme de cine y de mar. Desayunar y resayunar en El Fornet, degustar los placeres de la gastronomía vegetariana en El Verd o inflarme con las delicatessen de las Heladerías Olivier. Pasear las grises calles que van de El Retiro a Prado, o del Miramar al Autori Melià. Cruzarte cada año con algún famoso (en el sentido antiguo, célebre por su talento) admirable, como quien no quiere la cosa, de la forma más familiar. Caminar por la playa sintiendo que se te hielan los pies al contacto con el agua para darte cuenta de lo maravillosa que es la sensación de paz que ello te procura.

Y el cine, siempre el cine. De la mejor calidad o de la peor, del que te retuerce las entrañas o te provoca carcajadas. El ambiente de las salas, los espectadores jaleando las películas, aplaudiendo o silbando, como antes. Las frikipelis, el gore, el humor negro, el terror y la intriga, la risa más pura o la mayor de las atrocidades. Vivir muchas vidas en poco tiempo. Y nunca me canso de ver cine, si más pudiera ver, más vería.

Hasta el año que viene. Espérame un año más en la orilla, en los rincones y en las plazas, en las salas y las ficciones. En el corazón de Sitges, te estaré esperando.

Después del silencio

Y de repente, el vértigo de la imposibilidad del anonimato y de saber que lo que sale de mi boca lo puede leer todo el mundo, y de que la literatura rompe los márgenes de la intimidad entre tú y yo y ya todo llega a todas partes, y los relatos son ubicuos y tu lejanía infinitamente finita.

El cazador cazado: cuando el escritor lanza el mensaje, deja de ser suyo, se desprende como ente autónomo para gozarse en otros labios, para susurrarse en otros oídos y para volar libre de ser preso.

Las palabras que se nos desprenden de la mente sufren una suerte de metamorfosis parecida a la muerte o a la revelación. Se renuevan y se expanden o se asfixian y desfallecen... Les deseo a todas y cada una de ellas la mejor de las fortunas cuando comiencen su peregrinaje. Puede que regresen algún día, de otra forma, con otras melodías, en otros idiomas... Ya no mías, ya de nadie.

Sitios que he visitado