Taller Encantado

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28 de junio de 2010

Náufragos

Guiados por el sonido de flautas dulces contemplamos juntos el temblor de las flores nocturas. Espiamos la belleza de los campos de verano iluminados por las caprichosas luciérnagas dejándonos naufragar en una luna extraña, lejana y caprichosa. Tomaste mi mano y me empujaste hacia el abismo asiéndome bien fuerte para no dejarme caer. Ya no puedo vivir si no es al borde, buscándote en cada reflejo de las aguas subterráneas.

El murmullo de los pájaros me trae a los oídos tu nombre pero es la noche la que me hace ver tu rostro en todos los seres de la oscuridad, en todos los fantasmales movimientos de las ramas y en todas y cada unas de las imperfecciones de los suelos que apenas oso tocar con mis pies, caminando de puntillas.

El mundo se me antoja frágil y quebradizo desde que no estás, desde que decidiste diluirte en la niebla para volver a tu legítimo lugar: todos los lugares. Vagaré viéndote en cualquier parte como cree el cristiano que ve a dios en todas las cosas, yo en todas las cosas te veré a ti... creyendo que el viento que acaricia mi mejilla me trae tus besos, que árbol que me cubre de la lluvia es tu cuerpo, que las flores se abren porque tú alimentas su tierra y que en ti me sumerjo cuando me introduzco en las aguas y las cascadas.

Tú eres los cielos y los planetas que orbitan, eres la luna y las mareas, eres la tierra y el calor, el fuego y el hielo, la nieve y las aguas y en las colinas veo tus hombros y en los valles veo serpentear tus brazos y todo lo cubre tu rostro. Tu divina alegría resuena en el repiqueteo del pájaro carpintero y en el romper de las olas y tu sabiduría en los templos abandonados y comidos de raíces de oriente y en las efigies del desierto y en los textos que no sabemos ya traducir. Eres el principio y el fin de todas las cosas y por eso te quiero, aunque no estés, aunque nunca vuelvas a estar, porque sí estás en multitud de formas siempre conmigo. En todas y cada una de ellas.

El fin de la ilusión

Solo oír tu voz diez minutos al día, me quiebra la vida. Solo intuir tu cuerpo vagando por los pasillos de la casa, respirar tu aroma hundiendo la cara en tus camisas... solo buscarte una y otra vez en las mismas fotos. Conozco las irregularidades de tu rostro, conozco tus cicatrices, albergo en mi ser el mapa de tu ser. Y solo buscarte me quiebra el alma.

Camino con paso quebrado mientras resuena en el eco de nuestra habitación tu risa. Veo tus dientes blancos. Acaricio el aire mientras pienso en sus suaves sienes. Pero no estás conmigo. Soy un sombra errante que no encuentra su hogar. Desarraigada, busco un lugar entre tus brazos que no existe para mí. Te espero al otro lado de esta realidad, porque aquí he agotado ya los sueños, las esperanzas han ido palideciendo y la felicidad compartida se ha marchado muy lejos.

Iré donde estallan las pompas de jabón, me esconderé en el lugar en el que yacen los calcetines desparejados y donde los deseos esperan a ser llamados a realizarse.

23 de junio de 2010

Caminos

Caminos que se cruzan, se abandonan, se anhelan, se retoman. Caminos que preceden a inmensas travesías, senderos en los que desembocan los caminos que apenas se empezaron a distinguir entre la fronda.

Hay muchos caminos. Unos quedan vedados por el tiempo o los obstáculos, otros se abren francos resultando irresistibles. Si en ocasiones parecen tenebrosos y temibles no menos cierto es que hay otros de ensueño que querríamos recorrer una y otra vez. Sin duda los peores son aquellos en los que no nos atrevemos a adentrarnos... retumban durante el resto de nuestras vidas en nuestras sienes los ecos de los pensamientos que retornan a aquel instante preciso ¿a dónde nos habrían conducido?

Como obligados viajeros de la vida que somos el arrojo nos es imprescindible para poder avanzar. Y eso conlleva elegir. Dichoso el que es libre para poder hacerlo.
O no. Las bifurcaciones y las desembocaduras en mil brazos son la desgracia de los irresolutos como yo misma, siempre perdida y siempre buscando. Pero en cualquier caso, no saber a dónde me dirijo me resulta tan estimulante como aterrador y es ese miedo visceral es que al final tiene el poder de salvarnos de la comodidad y la indolencia.

21 de junio de 2010

La salida

Me lo preguntaba a menudo, no podía evitarlo. Cuanto más trataba de sacar esa cuestión de mi cabeza, más parecía querer filtrarse entre mis reflexiones. Era la misma asfixiante sensación que tenía cuando no podía quedarme dormido y lo deseaba con tanta y tan infructuosa fuerza. Me desagradaba hasta la náusea esa maldita traición de mi mente, que me paralizaba y me dejaba a merced de mis demonios.

Con el ceño fruncido, las manos en los bolsillos y el andar afectado, me sorprendí caminando y conjurando a todos los dioses que me dejaran descansar de esas reflexiones a las que estaba condenado, pero nada surtió efecto. Después pensé que quizás la música me absorbería los sesos, de modo que tomé el primer disco que cayó en mis manos y lo reproduje tan alto como me fue posible. Aunque tuve unos minutos de paz, al cabo mi mente vagaba de nuevo por las dudas y contradicciones que trataba de sortear, y de nuevo comenzaba a razonar en baja voz, cavilando sin descanso, volviendo una y otra vez a los mismos lugares.

No podía dejarme vencer así, de modo que salí de nuevo a la calle, dispuesto a liberarme a cualquier precio de aquellos invisibles fantasmas que me estrangulaban los pensamientos. Comenzó a llover, primero tímidamente, luego con fuerza, y aquel golpeteo del agua no hizo sino seguir taladrando mi ya de por sí hastiada razón. Eché a correr, desesperado, llevándome las manos a la cabeza como si así pudiera sacar de ella mi oscuros pensamientos, corrí como un loco hasta llegar a aquel portón. Luego solo recuerdo que así con fuerza la aldaba y golpeé aquella puerta como si fuera mi única posible salvación.

18 de junio de 2010

Aroma de café

Aroma de café matutino, el periódico bajo el brazo y el sueño grabado a fuego en los ojos. Teo iba a la oficina dejando que su mirada quedara prendida de cualquier hermosa muchacha, pero antes, un sueñecito en el tren le haría bien, es más, lo necesitaba para reponer fuerzas. No todos los días se le pegaban tanto las sábanas, pero esa víspera, inolvidable, le había dejado agotado y no podía ni debía llegar tarde al trabajo. Se sentía dichoso, extasiado, feliz, recordando el placer que había sentido, al menos hasta que se percató de la mancha de sangre.

15 de junio de 2010

Sálvame de morir ahogado

Sálvame de morir ahogado entre las aguas, rescátame de la tempestad. Tómame de la mano y corramos descalzos por la orilla. Dejemos que la brisa salina se cuele dentro de nuestras camisas, que la marea nos sorprenda jugando en la arena. Dame la oportunidad de escapar del tedio, de liberarme de las cadenas y gritar libre mientras me arrojo a un mar en calma. Podemos nadar hasta cansarnos, hasta arribar a playas limpias de las que esconden tesoros ignotos. Buscaremos un vergel colmado de dulcísimos frutos y viviremos al aire y al sol mientras el tiempo se encarga de borrar las huellas del pasado. Podremos escuchar el mar en una caracola y trepar a las palmeras. Seremos uno renaciendo en paz con la naturaleza lejos de máquinas y artificios. Se acabarán los miedos, las dudas, las obligaciones. Toda una vida por delante para vivirla de veras.


Sálvame de morir ahogado. Abre el cuello de mi camisa, afloja el nudo de la corbata, masajea mi pecho, porque me ahogo lejos del mar. Prisionero entre muros de hormigón y vigas de hierro. Desfallezco aniquilado por la inmensidad de las deshumanizadas ciudades que nos acogen hacinados aspirando gases y envenenando nuestras almas. Rescátame de entre estas ruinas que son mi alma y mi cuerpo, que arde en llamas invisibles por remontar el vuelo. Llévame contigo muy lejos, a un lugar en el que no viva a través de los demás, anclado al tic tac de un reloj implacable que se lleva mi vida, vacía.

Volver a nacer

Nunca tuve suerte. Nací pobre, no tuve educación. Crecí preocupándome siempre por tener dinero suficiente en el bolsillo para mí y para poder criar en condiciones a mi hermana. Empecé a trabajar muy joven, mucho. No estoy seguro, pero creo que mi primer empleo fue cargar sacos de patatas. Mi padre murió joven, se cayó de la obra en la que trabajaba. De mi madre me acuerdo aún menos, nos dejó antes aún. Conservo una foto vieja, de esas que hacían antes las cámaras en un formato cuadrado. Los bordes están gastados y aunque la cuido, se estropea cada año un poco más. Nunca la llevo encima, no quisiera perderla. La guardo en una caja de galletas de latón,que me trae muchos buenos recuerdos. Pienso que cuando el tiempo haya devorado la fotografía, perderé a mi madre para siempre y es la única familia que me queda. Cuando Joan cumplió los 16 se escapó. La busqué, puse carteles por las calles, hice de todo para intentar recuperarla, pero creo que necesitaba abrir las alas y echarse a volar. Como las crías de las golondrinas. Necesitaba buscar su propio nido, ser independiente.

Ahora estoy solo. Tengo un trabajo estable de vigilante nocturno. A veces echo una pequeña cabezada sin querer. Pero es igual, si no, sueño despierto. Siempre me ronda la cabeza si será cierto eso que dicen de que uno puede volver a nacer. Algo así como estar en otro cuerpo. Por las mañanas estoy haciendo un cursillo de esos que son gratuitos para aprender informática. Se me da un poco mal, pero creo que hay que insistir. A lo mejor no hay que morirse para volver a nacer. A lo mejor solo hay que buscar la fortuna. Desde luego, hasta ahora parece que huye de mí, pero cualquier día de estos, las cosas cambiarán. Incluso puede que Joan una mañana llame a la puerta de mi apartamento. Puede que a ella las cosas le hayan ido bien, puede que sea feliz. Eso es al menos lo que quiero pensar. Que es libre, allá donde esté y que pronto nos veremos siendo otros, dejando atrás los recuerdos.

10 de junio de 2010

Mientras tenga dudas

Espero no alcanzar a contestar nunca todas mis preguntas, seguir siempre teniendo dudas, voluntad de esclarecerlas y medios para alimentar mi curiosidad. Dudar me hace sentir viva. Saber que nada es determinante, que cada camino que se abre se bifurca en mil brazos y que nadie se encuentra en poder de la verdad absoluta. Ese es el germen de la investigación, es el aliento del explorador y las alas de la curiosidad que mueve el mundo a avanzar.

El interrogante ha dejado en vela a más mentes brillantes que la certeza, a la que a duras penas se llega para luego no poder seguir adelante. Las eternas incógnitas son las que nos fuerzan a sabernos limitados e imperfectos y a recorrer sendas para poder llegar a algún lugar, siempre indeterminado y siempre final. Lo importante es el viaje que hagamos. Lo desplegados que tengamos los sentidos para poder disfrutar el camino y extraerle el jugo a la vida. Sentir, besar, amar, soñar, sufrir, ver, correr, aprender... llegar no es más que otra forma de morir.

Mientras tenga dudas, estaré ojo avizor, con la mente despejada y trabajando, con las ideas fluyendo para derrramarse en un papel y unas inmensas ganas de vivir ¿me acompañas?

Juego de niños

Como hija de la noche, la pequeña Violet no podía evitar sentirse atraída por la blanca luz de la luna. Se filtraba a través de las vaporosas cortinas de su estancia hasta alcanzar su carita de plata y sacarla de su frágil letargo.

Entonces, se deslizaba silenciosa sábanas abajo y caminaba descalza, despacio, como para no despertar a las estrellas. Su cabello ensortijado y libre le cubría los hombros protegiéndola del frío de la noche mientras abría los amplios ventanales que daban acceso al cielo. Lentamente, se encaramaba al alféizar y su pequeño y ligero cuerpecito trepaba ágil hasta el tejado. Allí, sobre la negra pizarra, su blanco camisón parecía centellear para comunicarse con sus hermanos astros mientras decenas de ojos en la noche la buscaban sin descanso. Cuando una nube ocultaba la luna, los veía acercarse a ella, pero no sentía ningún miedo. Eran parte de su familia, y venían a ella al verla refulgir a la luz de la luna. La oscuridad no acertaba a ocultar ese resplandor para los felinos que acudían a protegerla.

A pesar de no contar más de seis años, Violet sabía quien era. No era la hija del conde, ni una brillante estudiante de piano. No era la heredera de una inmensa fortuna, ni una insomne criatura alentada por la belleza de la naturaleza. Al menos no era solo eso. Era algo más. La reencarnación de una diosa. La responsable y protectora de las criaturas de la noche. O quizás aquello no era más que un juego de niños.

Eurovision 2010

Ya estaba tardando en hacer la valoración de la gala de este año. No, no hablaré del pelma que se coló en el escenario, ni de la ridícula multa impuesta por la organización al conocidísimo personaje. Lo que sí diré es que en España no tenemos criterio: o mandamos a Chiquilicuatre (por cierto, ya no será lo mismo bailar el maikelyason con el rey del pop bajo tierra) o nos representa un "Ballet Bolsoi" con el que no creo que se identifique ni el tato.

En fin, dicho esto paso a la chicha: mucha baladita insufrible, mucha fórmula trillada y requetetrillada y DEMASIADO inglés. Que me expliquen que hace Bielorrusia, Albania o Turquía cantando en un idioma que le es del todo ajeno.

Eso sí, si se va a defender una buena balada, de esas que no te provocan ganas de suicidarte al cabo de cinco segundos, que sea con el vozarrón de la irlandesa Niamh Kavanagh (Irlanda) o si llevas por bandera una canción popera, que la interprete una acertadísima Juliana Pasha (Albania) o una Hera Björk (Islandia) en estado de gracia. Muy, pero que muy lejos, quedaba en mi opinión la canción de Georgia, (incomprensiblemente favorita) que tenía la sensación de haber escuchado mil veces.

Aunque el folclore no sea santo de mi devoción en este tipo de eventos, los serbios apostaron fuerte con algo diferente, que tenía un fondo al más puro estilo Kusturica y me encantó. Rumanía con el doble teclado también intentó hacer algo diferente, con un dueto que sonaba bien, con ecos de músicas ya oídas pero cómodas y agradables y vive dios que Paula Seling canta ¡y cómo!

Lo que más he echado de menos: originalidad, apuestas por ritmos diferentes y por qué no decirlo, un toque de irreverencia. Es quizás eso lo que se ha valorado para que Lena ganara este certamen, esa frescura y dulce rebeldía encriptada en una voz espléndida.

El vídeo del dúo rumano no tiene desperdicio...

Respirar hondo y contar hasta diez

Cada día y cada vez más frecuentemente, me veía necesitado de parar, respirar hondo y contar hasta diez para no mandar a alguien a la mierda o decirle cuatro cosas. Encontraba a todo el mundo torpe, indiscreto, vanidoso o simple. Me costaba relacionarme, me parecía imposible conectar con alguien porque todo el mundo representaba una amenaza a mi tranquilidad o peor aún, me parecía que era una cosa para los demás, que solo reclamaban mi atención para conseguir algo, utilizándome por puro interés como medio para obtener algún tipo de beneficio.

Me sentía impotente, rabioso y me enojaba con facilidad hasta tal punto que pensaba que un día estallaría, que no podría contener a la bestia que rugía en mi interior y pugnaba por salir. Sin embargo, respiraba, contaba y nadie a mi alrededor llegaba siquiera a sospechar de mis verdaderos pensamientos. Era un ciudadano ejemplar. Siempre atento, siempre dispuesto, siempre dulce y servicial.

Entonces llegaste tú. Nunca pensé que pudiera existir alguien así, con tal capacidad para hacerme cambiar. Tú y solo tú. Soñaba contigo, fantaseaba con tu presencia a cada instante. Cuando no estabas, tu fantasma seguía flotando en la estancia, como si siguieras allí tanto o más que cuando tu presencia era física. Solo tú lo conseguías. Tú lo eras absolutanmente todo. Nadie más que tú.

Tú me enfermabas hasta el extremo de descubrir mi máscara de odio, mi repugnancia hacia el ser humano, mi profunda aversión a los idiotas que me rodeaban. Eras la cúspide de las desgracias que recorren todas las vidas, encarnabas todos los vicios y las inaptitudes de las que siempre quise huir y para colmo eras como la sombra pegada a mis zapatos. Tú y solo tú. Tú lo eras todo. Por eso ahora no eres nada. Escribiré con gusto tu epitafio.

Océanos, universos de ingravidez

Esta obra rezuma poesía desde el primer fotograma hasta el último. Nos muestra la biodiversidad de las aguas en su estado más puro: podemos sentir la respiración de los habitantes de los mares, oír sus gemidos, apreciar el batir de sus aletas en el líquido elemento y sobre todo, ser espectadores de su lucha por sobrevivir…

La cuidadídisima fotografía es producto del esfuerzo conjunto de todo un equipo de especialistas en grabación submarina y terrestre. El nivel de precisión que se alcanza es tal que el espectador puede sentir que baila con las ballenas o que se sumerge en bancos de peces plateados. Sobre todo llama la atención el respeto de los investigadores y los equipos de submarinistas que han hecho posible que podamos ver la fauna marina como nunca. Y en pantalla grande, ¡qué belleza!

Es de reseñar el esfuerzo realizado para grabar en horas bajas de luz, mostrando el gran azul teñido por la paleta de los cielos así como el acercamiento extremo a toda clase de especies: etéreas medusas, tiburones grises, estrellas de mar… Las serpientes ralladas de mar fluyen hipnotizando al espectador tanto o más que los rechonchos pingüinos que se introducen en orificios redondos del hielo o las focas que abrazan a sus vástagos bajo las aguas.

A esta encomiable labor se une la colaboración de la Agencia Espacial Europea, que nos regala planos imposibles en los que podemos salir del planeta Tierra y volver a penetrarlo dejando atrás tormentas eléctricas, nubes y aires indefinidos.

También las metáforas del océano como espacio extraterreno surcado por constelaciones de peces y miríadas de microorganismos cual estrellas flotantes, son de extraordinaria lucidez y nos recuerdan a un Stephen Hawking capaz de ver el universo en una cáscara de nuez.

Lamentablemente en un giro inesperado también nos alerta del inmenso daño que le estamos haciendo a nuestro propio hábitat. En el año dedicado por la ONU a la protección de la biodiversidad, se pone de relieve el exterminio de algunas especies marinas, la contaminación de las aguas, el paulatino deshielo de los Polos y con ello el gran interrogante ¿qué pasará con aquellas especies que ni siquiera hemos llegado a descubrir?

El ritmo, marcado fundamentalmente por la música y brevísimas incursiones de una voz en off que en absoluto lastra el espectáculo visual, es en ocasiones pausado y en otras desenfrenado, como lo es la actividad que se genera en el océano. Mientras que los grandes mamíferos marinos cantan en las profundidades de las aguas, los delfines hacen imposibles piruetas y las gaviotas se precipitan como flechas en busca de alimento.


Es en suma una obra que sobrecoge, asombra, abruma y despierta al espectador, sumido en un letargo que ya dura demasiado: es nuestra responsabilidad proteger la biodiversidad y conservar nuestras aguas.

Sitios que he visitado