Taller Encantado

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30 de enero de 2009

Devil inside


Hola chicos, la encuesta que acabo de quitar trae cola... habéis dicho con quiénes os identificáis, pero ¿por qué?

Me tiro a la piscina para deciros que con quienes más me identifico son: el fantasma de la ópera, Drácula y el hombre invisible. Os explico: del fantasma de la ópera me gusta que es un ser atormentado, enamorado de la belleza, pero inevitablemente condenado al abandono porque está un poco grillado. No ayuda ir raptando a la cantante ni proponerle relaciones deshonestas. Pero desde que leí la novela y ví el musical me ha atraído mucho el personaje (y la banda sonora ni os lo cuento, es estupenda).

De Drácula he heredado el querer morder siempre al pobre Juan, aunque pocas veces le he hecho sangre, jis jis. No en serio, desde que empezamos a hacer la ficha para jugar a Vampire, me he dado cuenta de que me identifico también mucho con mi personaje: algo tiene también de sibarita y de grillado además de obseso por la sangre, en este caso mi droga es mi Juanillo.

Y sobre la invisibilidad siempre he reflexionado mucho: qué haría, qué querría conocer, en qué despacho reservado me colaría... carta blanca para acceder a los secretos que los demás esconden... quizás para dejar salir un rato a los diablos que todos llevamos dentro y hacer alguna perrería ¿sería condenarse o hacer justicia? Los límites se disuelven, la ética se corrompe, la intimidad se asedia pero ¿el fin lo justifica?

En fin, estáis invitados formalmente a desarrollar vuestras personalidades más bellacas: dos fuisteis las creaciones del dr. Víctor Frankenstein, dos fuimos Dráculas, 2 fantasmas de la ópera, 3 hombres invisibles, hubo un enorme King Kong arrollando esta seta, dos Darth Vaders y un parásito extraterreno: Alien. Contadnos por qué no elegísteis a Leticia Sabater.

Pasan los días despacio...


... como arena que resbala entre los dedos, o las nubes que se lleva el viento. Tiempo que se va para no volver (incluso para la medusita transdiferenciadora). Tiempo que todo lo arrastra con una suave brisa, como un suspiro que nos arranca la nostalgia del pecho.

... como el mar viene y va se suceden los ciclos y las estaciones. Siempre lo mismo y siempre algo nuevo y diferente. La vida es el choque violento de los tiempos: el reloj interno de nuestros cuerpos, el estadío biológico del individuo, la coyuntura histórica, la macroestructura social y el deber personal. Dice Punset que la felicidad del individuo no depende sólo de él mismo. Y es cierto, a mi modo de ver.

El espacio que ocupa nuestro ser fue ocupado en otro momento por otro ser con el que inevitablemente guardamos una relación, pues nuestros átomos son los mismos. Todos formamos parte del mismo torrente vital que azota al mundo desde el comienzo de la vida. Y lo que no conocemos todavía.

29 de enero de 2009

El futuro está en el mar

Os pongo tal cual un fragmento del periódico de hoy... no somos naide...

Fuente: ABC 29/01/09

"Estamos ante una invasión en toda regla. Silenciosa, lenta, invisible, pero no por ello menos real. Y está sucediendo ahora, delante de nuestras propias narices y en todos los océanos del planeta. El invasor es una pequeña medusa, un hidrozoo de apenas medio centímetro de longitud, pero con una característica que la hace única entre todas las criaturas del reino animal. De hecho, de una forma que la Ciencia aún no ha logrado comprender, la medusa Turritopsis nutricula es inmortal.
A diferencia de las demás medusas (y del resto de los animales) Turritopsis nutrícula no muere tras alcanzar su estado adulto, sino que es capaz de «rejuvenecer», de regresar a su forma juvenil y repetir su ciclo vital hasta alcanzar una segunda madurez... y una tercera, y una cuarta, y así hasta un número de veces que es, según los científicos, potencialmente infinito.
Turritopsis nutricola es capaz de conseguir esta proeza porque ha descubierto la manera de modificar sus células una vez éstas se han diferenciado. Y de hacerlas retroceder a fases anteriores a su especialización. Se trata de un fenómeno llamado transdiferenciación que se puede ver, por ejemplo cuando un órgano dañado regenera sus tejidos. Sin embargo, para esta especie de hidromedusa el proceso es algo corriente en su ciclo vital.
En pruebas de laboratorio, el cien por cien de los ejemplares de T. nutricula analizados han madurado y vuelto a la juventud decenas de veces, sin perder en esos cambios ni una sola de sus características o capacidades. Los investigadores tuvieron que llegar a la conclusión de que la muerte orgánica es algo que en esta especie, sencillamente, no sucede".

27 de enero de 2009

¡Qué tontuna! Vol I-El tren

Esta mañana iba muy circunspecta yo en el tren, pensando en la insoportable levedad del ser y otras zarandajas que me tenían con el ceño fruncido cuando, de súbito, se me han venido a las mientes todas las situaciones abrumadoramente ridículas que me han sucedido en dicho transporte... como son tantas las bobadas que caben a lo largo de una vida, tendré que ir haciendo fascículos para que las risas nos duren más... y también os contaré las de otras personas que padecieron el síndrome de la tontuna.
¡Qué tontuna!
Volumen I-El tren (dichoso Cercanías...)
Superwoman recién levantada
Hay cosas que sólo te pueden pasar cuando eres una pardilla en primero de carrera, poco habituada a aquello de andar de un lado a otro en el tren. Imagíname agarrada a la carpeta como si fuera mi vida, con un mochilote considerable, corriendo a la estación para coger el primer tren con destino a Madrid.
Raquel, ve a lo lejos su objetivo: un tren a punto de partir y allá que se dirige presurosa porque ha oído los pitidos que anuncian el cierre inminente de las puertas. En un intento desesperado por no perder el tren, tira la carpeta al interior y se arroja ella después a la conquista del impaciente convoy oyendo cómo las puertas silban a su espalda al cerrarse ¡justo detrás de ella! "Yupiiiiiii", piensa (todavía aturdida por la hazaña propia de Lara Croft) mientras recoge la carpeta y se pone en pie, satisfecha. Su gozo en un pozo: el tren está vacío, las luces apagadas y una señora de la limpieza la mira algo más que sorprendida. Las puertas se abren de nuevo, con la cara colorada todavía o más bien amoratada, recibe la reprimenda del conductor: "pero mujer, ¿a dónde vas con tanta prisa? Si hay trenes cada cinco minutos... esta juventud sólo sabe ir corriendo, así os pasa que no miráis...".
Calcular las distancias
Puede parecer fácil pero no lo es tanto. Y si no que se lo digan a una de mis compañeras de la facultad. Era MUY despistada. Tanto que un día, en el metro, le pasó esa cosa inverosímil que yo creía realmente imposible: no tuvo cuidado e introdujo "el pie entre coche y andén". Así que al salir del metro de repente ya no estaba delante de mí, porque más allá del tropiezo (que podría haberse quedado en lo anecdótico) introdujo tooooda la pierna entre coche y andén, con lo cual sólo sobresalía su torso del suelo. Y encima no paraba de reír. Pero sus facultades para calcular distancias fueron puestas a prueba en otra ocasión: en el tren. Íbamos dirección Méndez Álvaro y, para una sola parada no íbamo a sentarnos, así que íbamos charlando tranquilamente cuando el vagón cuando empezó a zarandearse demasiado, por lo que su inquieta manita buscó instintivamente una barra a la que agarrarse pero, no me preguntéis cómo, en lugar de eso le plantó la mano en la cara a un señor que estaba dormitando. El pobre se despertó sobresaltado y yo no pude contener una sonora carcajada mientras la pobre chavala le pedía una y mil veces disculpas por el despiste.
Funciones vitales básicas
No revelaré su nombre como no revelé el de mi compi de clase, pero un amigo muy amigo un día iba en el tren y ¡¡¡necesitaba hacer pipí!!! y ¡¡¡mucho!!! Pero el tren no tenía servicios y no podía bajarse porque llegaba con mucho retraso a su destino. Además esta persona necesita mucha intimidad para hacer este tipo de cosas de modo que la historia se complicaba... entonces su novia se acordó de que cuando sus sobrinos se veían en un apuro hacían sus necesiadades en una botella... pero no tenían ninguna botella... de modo que... ahí tenéis que imaginaros a mi pobre colega entre vagón y vagón, haciendo equilibrios y mirando hacia ambos lados, meando en una ¡¡¡bolsa de plástico!!! Seguro que acaban contratándole en el Cirque du Soleil porque tiene mucho mérito.

24 de enero de 2009

La criatura innominada

Isabel era una risueña princesita de preciosos ojos verde esmeralda que no contaba más de cuatro añitos cuando, un día, mientras iba saltando y canturreando su canción favorita por el bosque, encontró una cajita plateada. Al principio sólo atisbó un tenue brillo entre las zarzas que llamó poderosamente su atención, y allí se dirigió inmediatamente con la intención de introducir su diminuta y frágil manita entre las espinas. Si nuestra Isabel hubiese sido sólo un poquitín más mayor habría tenido en mente las palabras de sus padres y no se habría acercado, pero como su pequeña cabecita estaba poblada de hadas y duendes, no dudó alargar la mano. Era una niña muy diestra y alcanzó su objetivo sin problema... extrajo la cajita, y de paso un par de frutos maduros que fueron devorados en un segundo.

Un halo de decepción envolvió su carita, porque realmente creía que el tesoro sería más original que una vieja cajita de plata, de bordes ennegrecidos y volutas en las esquinas. En cualquier caso, la sorpresa podía estar dentro del recipiente, así que Isabel, resuelta, se decidió a abrirlo. No era tan fácil, el cierre estaba firmemente sellado y la pequeña, decepcionada, tiró la cajita al suelo en un intento desesperado de descubrir qué demonios había en su interior. Para su infinita sorpresa la cajita "se quejó". Ahora Isabel estaba asustada y a la vez con toda su atención concentrada en "esa cosa"... se había quebrado la tapa por uno de sus extremos y "algo" salió de su interior. Puede que Isabel no supiera nombrar aquello porque las sombras de los árboles cubrieran a aquel ser y puede que lo que saliera de allí fuera algo realmente imposible de describir. Nunca lo sabré con certeza, pero cuando Isa me cuenta esa historia de niñez, clavando en mí sus ojos verde esmeralda, un escalofrío sigue recorriendo mi espalda exactamente igual que la primera vez.

23 de enero de 2009

Julita

Hola chicos: os presento a Julita, mi sobrina, que está creciendo para ponerse fuerte y salir al mundo previsiblemente en el mes de Mayo (más o menos).
Es la hermanita de Javi, así que con estos dos bichos en la familia no va a haber quien pare. Esta fotico me la la enviado mi cuñaooooooo hace bastante tiempo así que ya estará más grandota y se moverá cada vez más, para entrenarse.
Pues nada más, os seguiré informando.

19 de enero de 2009

Un pasado para Norma

Frente a él, un nuevo reto: Norma.
Le encantaba dejar volar la imaginación, escoger al azar a una persona del tren y dedicar el resto del viaje a reconstruir su vida. Como si de Sherlock Holmes se tratara. En este caso, su vista, como un imán, quedó atrapada en un rostro muy evocador. La frente ancha, los ojos pequeños, el aspecto descuidado y dos largas y profundas cicatrices en el pómulo.
Era una mujer extraña, frágil y fuerte a la vez. Al apoyar la cabeza y recostarse en el asiento, haciendo lo que parecía ser un firme intento de conciliar el sueño, no podía evitar entreabrir los ojos, siempre alerta, sin bajar jamás la guardia.
Se preguntaba cuánto tiempo llevaría sin dormir. Apenas tenía ojeras, pero desde luego su expresión facial delataba que había estado sometida a una gran presión, quizás a una grave amenaza, incluso. Constató ese hecho cuando el tren se detuvo en la siguiente estación y ella saltó como un resorte, mirando involuntariamente a cada una de las personas que se incorporaban al vagón. Buscaba (sin querer encontrar) a su enemigo, sin duda. ¿Eran sus cicatrices producto de un ajuste de cuentas? ¿Una pareja violenta? ¿Habría sido raptada y torturada? ¿No sería una agente doble, disfrazada? ¿O una yonki? A lo mejor estaba vinculada a las mafias, o era esquiadora, y haciendo un mortal se había golpeado contra las rocas...
Lo que nunca supo nuestro pequeño detective, es que Norma se había caído de la bici cuando tenía 10 años, exactamente la misma edad que él, y que estaba cansada de trabajar, porque su vida, mucho menos apasionante de lo que podría haberle parecido, pasaba por fregar los pabellones del Ifema por la noche, antes de que las ferias abrieran las puertas. Y que hoy Norma, tan cansada estaba, que temía quedarse dormida y pasar de largo hasta la siguiente estación, porque aún tenía que recoger a Diego y a Amalia en casa de su madre y llevarles al cole antes de poder domir en su mullida camita... y su enemigo, invisible, no era otro que el sueño que hacía que se cayeran los párpados.

Cuando lo cotidiano se convierte en sublime

¿Qué tiene de especial que llegue el fin de semana y que uno vaya al cine? ¿Y qué hay si el sábado le dedicamos un par de horas a ver nuestra serie favorita mientras desayunamos churros con chocolate?
A priori, se trata de los pequeños placeres de la vida. Pero, en mi caso en particular, estos instantes se convierten en LOS GRANDES MOMENTOS de mi vida. Algo tan sencillo como pasear con mi pareja, abrir un libro, ver a los amigos o salir a hacer la compra son verdaderos placeres deleitables como antaño lo fuera una gran fiesta o un evento de suma importancia.
Cada día me gusta más estar con mi gente, con mis hermanas, mis padres, mis sobrinos, mis cuñaditos, mis amigos, mis compañeros, mi amor. Gracias por vuestro tiempo, vuestra paciencia y vuestras ganas de aprender, reír, charlar, debatir, soñar. Me encanta compartir con vosotros el poco tiempo que tengo. Hacéis que merezca la pena.

Me pregunto si no seré un personaje de Paul Auster


Para mi sorpresa esta misma mañana, al ver a mi jefe caminar despreocupado por la calle, me he dado cuenta de que, si no le conociera, pensaría que está loco. Me ha causado una gran impresión verle con sus gruesas gafas de miope, cargado de periódicos y hablando solo, incluso gesticulando con los brazos levemente. En circunstancias normales le habría visto desde lejos, probablemente no le habría perdido de vista (se habría activado en mí el clásico resorte de seguridad, por si acaso) e incluso no me resulta descabellado pensar que habría cambiado de acera para evitar la proximidad física.

Y entonces no he podido evitar pensar ¿no seré un personaje de Paul Auster? La pregunta ha seguido flotando durante unos instantes en mi mente, mientras el semáforo cambiaba de color y mi jefe se perdía doblando la esquina. Quizás en algún momento acabe alcoholizada, renegando de mis principios en un inevitable acto de autodestrucción del que sólo pueda salvarme una casualidad remota. A lo mejor me convierto en una fracasada, mediocre, en una persona creativa frustrada que en algún momento habría podido llegar a ser alguien pero que perdió el tren. Una suerte de vagabunda bohemia sin brillo ni talento, ni siquiera trementina. ¿No habrá para mí nada más allá del pastel de cebolla?

Paul, rescátame, alguna vez lo has hecho, guía mis pasos a un final digno o entraré en tu cuarto y te daré tu merecido. Un plot point ahora tampoco me vendría mal, dale un giro a mi vida y veremos si te sigo leyendo, que contenta me tienes.

Miedos en la noche

Viento.
Hace tiempo, en un viaje que hice a Aveiro alguien medio en broma medio en serio me dijo que los pueblos o ciudades en las que hacía más viento había más locos. Nunca habría relacionado el fenómeno con el índice de locura de un lugar, pero aquella aseveración me caló hondo. Siempre he temido al viento, porque silbante, se cuela entre las ventanas, como un fantasma sin voz, que viene a dejar un mensaje largo y agudo. El viento te traspasa, entra por los ojos, los oídos, la nariz, el pecho, el vientre, nos hace porosos poniendo a prueba nuestra opacidad. Arrastra los cabellos y las lágrimas, nos desplaza, nos desafía. Tiene la fuerza de tumbar un hogar, de formar un remolino, de llevarse la casa de Dorothy. Desconfía.

Mar.
Salvaje, poderosamente visceral, viene y va llevándose y trayendo cosas consigo. Esconde tesoros y peligros. Es la madre naturaleza que nos azota y nos alimenta. Amamos al mar y lo tememos porque su belleza nos hace confiar demasiado, hasta que es tarde y nos ha hecho formar parte de él. Miles de almas perdidas vagan por su corriente: marineros, muchachas, pescadores, niños y ancianos han sucumbido al húmedo abrazo de las aguas que con su beso se las ha llevado para siempre. Prisión de mareas que azotan la tierra, no os dejéis llevar por el hipnótico vaivén de terciopelo de su superficie al atardecer o conoceréis la furia de las aguas.
Niebla.
La niebla es el olvido, el lento difuminarse de los contornos, que se pierden. La soledad, buscar sin ver más allá. Todo lo que durante el día podemos aprehender gracias a la luz del sol la niebla lo engulle, lo distorsiona y nos lo roba hundiéndolo en su blando y húmedo colchón. Sólo podemos mirar nuestros pies para no perder las huellas, para no dar un paso en falso, para no caer por el precipicio. El camino se pierde, el níveo laberinto te oprime y te ahoga, no hay nada más allá de la punta de la nariz reconocible en la masa que te rodea. Ahora, la nada más absoluta.

Amor a los animales

Ayer tuve la ocasión de conocer a una gallega peculiar, auténtica hasta la médula en su amor hacia los animales. Su casa, era la casa de muchos seres vivos: un enorme acuario albergaba bastantes peces (dos de ellos bastante grandes); un pequeño terrario escondía una sorpresa: una enorme rana cuya especie desconozco; otro cuarto, destinado por completo a la cría y cuidado de animales escondía en su interior una jaula de dimensiones impresionantes con un montón de periquitos de todos los colores: azules, verdes, malvas, de cara blanca y amarilla... y a la derecha al menos cuatro o cinco jaulas de diferentes dimensiones con ratones, jerbos de diferentes tamaños, colores y especies (incluso uno albino).

Esta persona, definitivamente muy especial, habla con devoción de sus critauritas, de cómo las cuida, de qué les da de comer, las coge con respeto y con cariño, en un alarde de naturalidad que te parte el alma. Y además en la pared se pueden ver sus dibujos (uno de sus peces, caballos alados...). Le encanta hablar de sus animalitos, pasar su tiempo con ellos, experimentar con nuevos accesorios y comidas... lo que haga falta para que estén felices y contentos.

Lamentablemente se queja de que cada día menos personas comparten su afición. Ella es consciente de que para tener animales domésticos es necesaria mucha dedicación y de hecho en su casa todo son microclimas, ojos vivarachos, plumajes perfectos y pelajes brillantes. Es difícil encontrar personas con las que hablar de la temperatura que requiere el agua para criar a sus peces, o de la importancia de separar las camadas de ratones por sexos... Pero no importa. Siempre se encuentra a alguien.
Iria, que así se llama esta filántropa de los animales, me ha regalado dos jerbos: Lulú y Lolita (los nombres se los ha puesto la tita Aurora), pero además, como no tiene nada suyo y quiere lo mejor para mis niñas también me ha regalado la jaula, tres bebederos, tres ruedas, el comedero y porque no se le ocurrió nada más. Todo por su bienestar. Admiro profundamente a esta chica.

Espero ser buena mamá.

14 de enero de 2009

Si no te deja indiferente es que todavía te late el corazón

No se puede decir más claro, así que directamente os lo cuelgo tal cual:

Cumbre de Poznan el Protocolo de Kyoto y los nuevos plazos
por Carlos Miguélez Monroy

Los representantes de los países emergentes reclaman un “derecho a desarrollarse”. Los países del Norte condicionan los “recortes” de sus emisiones a que los países en desarrollo claudiquen en su ascenso hacia la “modernidad”.

En la Cumbre de Poznan - Polonia, los Estados que han ratificado el Protocolo de Kioto han fijado algunos plazos para reducir de manera significativa las emisiones. También han vuelto a dejar importantes decisiones para futuras cumbres. Ganan tiempo e intentan negociar condiciones a su favor.

Para cambiar ese orden de las cosas en materia medioambiental, quizá quepa plantear desde la sociedad civil lo que se entiende por “desarrollo”.

Los países emergentes se refieren al modelo de superproducción a partir de mejoras técnicas que extendió Europa a partir de su expansión hace 500 años. La falta de conclusiones prácticas y de acción en materia medioambiental de estas cumbres refleja el desfase del concepto de desarrollo en un mundo tan interdependiente. Sobre todo, es un modelo que pone en peligro la vida de millones de especies, incluida la humana.

El paradigma social y cultural basado en el consumo que ha cristalizado en todo el planeta depende de la producción cada vez más voluminosa de bienes. Hoy por hoy, la explotación de los recursos naturales sostiene ese modelo, que ha provocado el cambio climático. La tenacidad de la comunidad científica ha contribuido a la sensibilización en materia de cambio climático.

Sin embargo, los efectos de la producción de gases han eclipsado otras formas no menos importantes de degradación medioambiental y social en manos de la población mundial en su fiebre de recursos para ‘desarrollarse’. La puesta en peligro de especies como el atún rojo muestra la falta de voluntad de los Estados para regular su actividad pesquera. La creencia de que la destrucción del medioambiente es un mal necesario para el desarrollo convertirá muchas especies animales y vegetales en objetos de museo para nuestros hijos.

La sociedad desconoce en gran medida que un mineral llamado Coltan hace posible la existencia de mucha de nuestra tecnología punta moderna. El 80% de las reservas de ese mineral están en el Congo, asolado por guerras internas promovidas desde fuera y donde niños mal alimentados arriesgan su vida para extraer el codiciado mineral.

Uno ve que no hay en las calles de la ciudad más espacio para los coches. Luego lee en los periódicos los titulares que alarman no tanto por los despidos de trabajadores del sector automovilístico, sino por el descenso en las ventas de coches. Luces encendidas día y noche en las grandes superficies comerciales, más ahora por la Navidad, gente con iPODS, teléfonos móviles, computadoras portátiles, las agendas electrónicas por todos lados. La costumbre nos ha amortiguado la sensibilidad, como sostenía Kant. Pero a veces dan ganas de preguntar si necesitamos todo eso para vivir o si, más bien, vivimos ya para todo eso y pensamos que no podemos hacerlo de otra manera.

Sin embargo, es difícil resistir los embates externos; más fácil resulta ponerse los audífonos del iPOD para dejar de pensar. De eso tratan el modelo de consumo y los medios de comunicación de masas: bombardear para no dejar tiempo para pensar. Un poco de noticias de crispación política entre uno y otro partido. Luego catástrofes naturales, otro poco de violencia machista, otro tanto de deportes, un poquito de guerra en Oriente Medio y de terrorismo. Para rematar, un espacio considerable dedicado al clima, provincia por provincia, como si nuestro subconsciente delatara nuestra responsabilidad en los gritos de un planeta herido de tanta ceguera humana.

No se trata de ningún planteamiento “antisistema”, sino de pararse a pensar el sentido de las cosas ahora que comienza un nuevo año y se presenta una nueva oportunidad para intentar ser mejores. Ser mejor no es tener más, sino necesitar menos.

LA ONDA® DIGITAL

9 de enero de 2009

Mantos de blanca nieve


Despertar así es como seguir soñando... da la sensación de que todo es irreal, fantástico, de peli de Tim Burton. Sales de casa y el cielo (aún de noche) está completamente iluminado, creando un efecto fantasmagórico sobre los mantos de blanca nieve que se extienden cubriéndolo todo: los coches parecen pastelillos glaseados, los arbustos surgen de entre el resplandor blanco y brillante congelado, los niños y los mayores, todos, juguetean con el etéreo elemento que cae del cielo, despacio, casi bailando al son de quién sabe qué música...


Si te paras por un instante y te dejas cubrir lentamente, dejándote invadir poco a poco por el frío, hasta que la puntita de la nariz se pone colorada y queda insensible, da la sensación de que uno está en otro mundo, muy lejos de la realidad, al otro lado, mucho más allá. Ver las avenidas blancas, la luz de las farolas tamizada por los níveos copos, los cristalitos brillantes que se aprecian aquí y allá entre la capa cuajada de nieve es un espectáculo hermoso.


Y si llegas tarde al curro, qué le vamos a hacer, seguro que tu jefe llega más tarde todavía... el mío de hecho acaba de salir a hacerle fotos a la ciudad (¿y quién no lo haría? en verdad estos momentos son los que hacen que vivir valga la pena).

7 de enero de 2009

Suspensión

Dejar que el cuerpo se hunda en agua caliente, cerrando los ojos y abandonando el cuerpo, es una de las experiencias más placenteras del mundo.

Éstas fueron las palabras del sabio que habita en la morada de los libros. Yo, una menuda hadita de ojos saltones y voz cantarina, nunca habría podido experimentar esa sensación, ya que, como podrás imaginar, si mis alas se mojan el peso me impide levantar el vuelo. Y eso sería nefasto para mantener mi identidad a salvo. ¿Imaginas que no pudiera huir cuando los ojos de un niño retroceden a asegurarse de que me han visto? Perderían toda su ilusión si comprendieran que ciertos seres efectivamente existimos, necesitamos el halo de la clandestinidad para alimentarnos de la fantasía y la imaginación de cuantos creen en la magia.

Eso fue lo que me hizo comenzar un largo viaje, en el que tuve que superar numerosos obstáculos. El sabio me dijo que la felicidad era el perfecto sinónimo de la ausencia de miedo. Y mi terror visceral a ser vista o descubierta por ojos indiscretos sólo podría disiparse alcanzando el Valle de Las Aguas Tranquilas. No era precisamente fácil llegar allí, por eso se considera una zona segura. Tras atravesar el Camino de los Gnomos Tardones (tras dos meses de agotadora parsinomia), pude acceder al Bosque de los Castaños Milenarios, que con sus interesantes pero interminables historias me mantuvieron ocupada una eternidad incuantificable... hasta que al fin mis pasos y mis cortos vuelos me llevaron a la Senda de las Mariposas. Ellas me acompañaron gran parte del camino contándome la historia de dos amantes que se unieron para siempre en aquella senda y otras muchas sobre pillos y tesoros. Y tras atravesar la Gruta de los Ecos Sin Fin y superar el Paso de las Sirenas Silenciosas pude al fin llegar a la última barrerar: la Puerta de las Tres Adivinanzas. Allí, gracias a mi viaje pude contestar cuáles eran las hazañas del Conde de Guirmendinuf (me has contó uno de los castaños milenarios), cuáles eran los nombres de los amantes unidos en la Senda de las Mariposas (mis aladas amigas me habían relatado todos los detalles de aquella aventura) y cuál era la condena de las sirenas que, por chismosas fueron castigadas a permanecer en silencio para siempre.

Y al abrirse aquella enorme puerta allí estaba mi sagrado descanso, libre de toda pena, cuánta razón tenía el sabio: dejar que el cuerpo se hunda en agua caliente, cerrando los ojos y abandonando el cuerpo, es una de las experiencias más placenteras del mundo.

Unas fiestas especiales

Se han pasado en un suspiro pero han dejado un sabor de boca inconfundible, que seguiré paladeando todavía durante bastante tiempo. Eso sí, han sido atípicas. Por un lado las mejores de mi vida, por otro las más estresantes y cansadas hasta el momento. Se han acabado y me dejan triste, aunque en plena vorágine estaba deseando (literalmente) que terminaran. Curioso, cuanto menos.

En fin, empezaré por la parte más rollo: mucho trabajo, un trancazo infernal que no se acababa nunca, plazos de entrega, carreras para comprar regalos, apuros de última hora, pérdidas irreparables que rompen las ilusiones... un poco de todo.

Y ahora lo mejor: las reuniones familiares, sin malos rollos, con muchas ganas de pasarlo bien por parte de todo el mundo, partidas a la Wii con abuelos y sobrino incluido... genial, muy muy agradable. Por el otro lado igual, mis sobrinos guapísimos (Rafa con corbata!!! y Yasmina tremenda), los suegris encantadores, fotos de todos dándose achuchones y besos (entre otras Yoli y Rafa como actores de cine, vaya tela).

Las reuniones con los amigos muy buenas: muchas cosas a celebrar, varias cenas de navidad, encuentros en el Magna, mi 27 cumpleaños, esos super Josete y Virgi que son la monda, la peque, la meiguiña, Lois y un montón más de gente con ganas de reír y hacer el moñas.

Y lo mejor de todo, la guinda, fue el poder coger el coche al salir el día 5 a las 10 y pico del Magna para ir al balneario donde pasé el día de ayer relajándome y cuidándome con la persona con la que comparto mi vida: mi Juanito. Fue el merecido descanso que los dos necesitábamos para poder cargar las pilas y estar hoy a las 6 de la mañana de nuevo en pie, y estar dispuestos a darlo todo. Eso sí, ya estamos buscando una fecha en la que poder escaparnos de nuevo, porque si en menos de 24 horas parecemos personas nuevas, cuando podamos pasar allí dos días seguidos ni nos conoceis.

En fin gracias a todos los que se han acordado de nosotros en estas fiestas y a disfrutar del 2009 que viene cargado de muchas sorpresas. Os lo digo yo.

Sitios que he visitado