Trabajar en una confederación de consumidores te da una perspectiva curiosa, aunque quizás de todos conocida de forma transversal de la "cultura de consumo" en la que nos desenvolvemos. Antes que individuos, antes que pensadores, antes que cualquier otra cosa, incluso antes que personas mismas, somos consumidores, en el sentido más voraz del término. Tanto pagas, tanto vales. Es así de mezquinamente real. Todo es objeto de una transacción mercantil.
Sea cual sea el problema que tienes, la sociedad, la empresa, la jerarquía institucional y el sistema te tratarán siempre como un consumidor, que es lo que eres, es lo que soy, es lo que somos. Es en lo que hemos decido comprimir nuestras emociones, nuestras relaciones y nuestra conciencia: en un formulario que habrá de evaluar un funcionario del Estado.
En ocasiones como el día de hoy me gustaría ser un ermitaño perdido en la nada, lejos de todo el mundo, a los márgenes de las constreñidas palabras, que achican invariablemente los sentimientos y lo que nos queda de humanos reducido allá en alguna parte de nuestro cerebro reptiliano.
No sé cuánto tiempo podré seguir representando esta farsa. Cualquier día me meto en un libro a vivir una vida paralela de tinta infinita, puesto que me sugiere mayor libertad el cálido abrazo de las hojas que esta absurda carnalización de la historia.

Sea cual sea el problema que tienes, la sociedad, la empresa, la jerarquía institucional y el sistema te tratarán siempre como un consumidor, que es lo que eres, es lo que soy, es lo que somos. Es en lo que hemos decido comprimir nuestras emociones, nuestras relaciones y nuestra conciencia: en un formulario que habrá de evaluar un funcionario del Estado.
En ocasiones como el día de hoy me gustaría ser un ermitaño perdido en la nada, lejos de todo el mundo, a los márgenes de las constreñidas palabras, que achican invariablemente los sentimientos y lo que nos queda de humanos reducido allá en alguna parte de nuestro cerebro reptiliano.
No sé cuánto tiempo podré seguir representando esta farsa. Cualquier día me meto en un libro a vivir una vida paralela de tinta infinita, puesto que me sugiere mayor libertad el cálido abrazo de las hojas que esta absurda carnalización de la historia.
