Taller Encantado

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18 de agosto de 2009

Una excursión en globo

Se subió en un globo rojo enorme. Su panza estaba recostada sobre él de modo que parecía abrazarlo, soñoliento. Al cabo de cinco minutos se había dormido. No echaba una cabezada, qué va, había caído en un sueño de esos de los que es tan difícil salir y que te dejan dormidos los brazos y las piernas. El globo comenzó a ascender al principio despacio, luego muy muy deprisa. El viento hizo que su flequillo se revolviera y las cosquillas en la punta de la nariz le fueron desperezando. Cuando consiguió entreabrir los ojos, no pudo creer lo que veía a través de sus gafas: atravesaba a toda velocidad mantos de nubes frescas blancas, azuladas y rosadas, y a su derecha el disco dorado se precipitaba hacia el valle verde extinguiendo sus últimas luces irisadas sobre las cuestas y los campos en flor.


Ups... comenzaba a escurrirse por la pendiente del globo... cuando pudo mirar a través de él, sorprendió los altos olmos recortados sobre la incipiente oscuridad de la noche y se preguntó... ¿dónde caeré? Se precipitaba inevitablente hacia abajo, caía y caía hasta que ¡¡choofff!! llegó a su destino final, el estanque. Cuando le fue posible se encaramó sobre la hoja de un nenúfar y allá a lo lejos, distinguió al globo rojo hasta que fue un punto para desaparecer después. Es el trayecto más largo que se le conoce a uno de los duendes-melocotón. Son unos seres cuya piel aterciopelada y aroma característico es similar al de la apetitosa fruta. Las ninfas del agua les pusieron ese nombre cuando fueron creados en la marmita sagrada. A nuestro amigo le costó mucho trabajo que sus padres le creyeran, porque llegó tarde a cenar, y estaban preocupados por él, pero la aventura mereció la pena. Ahora pinta todo lo que vió desde las alturas a menudo. Y a veces sueña que sigue entre las nubes oteando el horizonte y preguntándose ¿dónde caeré?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Cómo se nota la influencia creativa del taller encantado! Te juntas con tu hermana para dar vida a dragones y muñequitos de ojos saltones y a soñar con duendes.

Me gustan mucho tus cuentos.

Aurora Rey dijo...

jaja, q tierna historia de aventuras!!! quiero una como esa!!! y ser duende!!
¿para cuando volveremos a ser thelma y louise? el tiempo pasa y hay tantos findes que se nos escapan...

bicos

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