Taller Encantado

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24 de enero de 2009

La criatura innominada

Isabel era una risueña princesita de preciosos ojos verde esmeralda que no contaba más de cuatro añitos cuando, un día, mientras iba saltando y canturreando su canción favorita por el bosque, encontró una cajita plateada. Al principio sólo atisbó un tenue brillo entre las zarzas que llamó poderosamente su atención, y allí se dirigió inmediatamente con la intención de introducir su diminuta y frágil manita entre las espinas. Si nuestra Isabel hubiese sido sólo un poquitín más mayor habría tenido en mente las palabras de sus padres y no se habría acercado, pero como su pequeña cabecita estaba poblada de hadas y duendes, no dudó alargar la mano. Era una niña muy diestra y alcanzó su objetivo sin problema... extrajo la cajita, y de paso un par de frutos maduros que fueron devorados en un segundo.

Un halo de decepción envolvió su carita, porque realmente creía que el tesoro sería más original que una vieja cajita de plata, de bordes ennegrecidos y volutas en las esquinas. En cualquier caso, la sorpresa podía estar dentro del recipiente, así que Isabel, resuelta, se decidió a abrirlo. No era tan fácil, el cierre estaba firmemente sellado y la pequeña, decepcionada, tiró la cajita al suelo en un intento desesperado de descubrir qué demonios había en su interior. Para su infinita sorpresa la cajita "se quejó". Ahora Isabel estaba asustada y a la vez con toda su atención concentrada en "esa cosa"... se había quebrado la tapa por uno de sus extremos y "algo" salió de su interior. Puede que Isabel no supiera nombrar aquello porque las sombras de los árboles cubrieran a aquel ser y puede que lo que saliera de allí fuera algo realmente imposible de describir. Nunca lo sabré con certeza, pero cuando Isa me cuenta esa historia de niñez, clavando en mí sus ojos verde esmeralda, un escalofrío sigue recorriendo mi espalda exactamente igual que la primera vez.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lolita, consigues dejarme la miel en los labios. Yo qiero más , quiero saber qué era esa criatura, que le pasó a la niña. Yo me imagino que era un ser maligno. y que alguien lo encerró en esa caja para que no hiciera más daño. supongo yo, que seria un ser absolutamente cruel sin nada de bondad en su corazón , supongo que no habria nada en el mundo que pudiera conmoverlo ni inspirarle un poco de piedad, o si, quizas, la belleza, la inocencia y la bodad de la niña podria llegar a ser su única salvación, quizas, en un lugar muy recondito de su ser aun estaba ese, que un dia fue,un ser bello, e inocente. ¿Qué pasó para que todo cambiara y él, la más hermosa criatura se conviertiera en ese ser que uno no puede nombrar sin estremecerse con ese extraño frio que recorre nuestra espalda.¡Nunca lo sabremos! porque tú te empeñas en dejarnos con la miel en los labios!.
Sigue escribiendo Lolita lo haces muy bien.

Lolita blues dijo...

Gracias!!! Molan los finales abiertos, verdad? Cuando te lo dan todo no dejan espacio a la imaginación, y los cuentos (para mi gusto) deben ser un poco el estímulo de la fantasía... llamar a una puerta y esperar... a ver quién la abre.

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