Taller Encantado

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27 de enero de 2009

¡Qué tontuna! Vol I-El tren

Esta mañana iba muy circunspecta yo en el tren, pensando en la insoportable levedad del ser y otras zarandajas que me tenían con el ceño fruncido cuando, de súbito, se me han venido a las mientes todas las situaciones abrumadoramente ridículas que me han sucedido en dicho transporte... como son tantas las bobadas que caben a lo largo de una vida, tendré que ir haciendo fascículos para que las risas nos duren más... y también os contaré las de otras personas que padecieron el síndrome de la tontuna.
¡Qué tontuna!
Volumen I-El tren (dichoso Cercanías...)
Superwoman recién levantada
Hay cosas que sólo te pueden pasar cuando eres una pardilla en primero de carrera, poco habituada a aquello de andar de un lado a otro en el tren. Imagíname agarrada a la carpeta como si fuera mi vida, con un mochilote considerable, corriendo a la estación para coger el primer tren con destino a Madrid.
Raquel, ve a lo lejos su objetivo: un tren a punto de partir y allá que se dirige presurosa porque ha oído los pitidos que anuncian el cierre inminente de las puertas. En un intento desesperado por no perder el tren, tira la carpeta al interior y se arroja ella después a la conquista del impaciente convoy oyendo cómo las puertas silban a su espalda al cerrarse ¡justo detrás de ella! "Yupiiiiiii", piensa (todavía aturdida por la hazaña propia de Lara Croft) mientras recoge la carpeta y se pone en pie, satisfecha. Su gozo en un pozo: el tren está vacío, las luces apagadas y una señora de la limpieza la mira algo más que sorprendida. Las puertas se abren de nuevo, con la cara colorada todavía o más bien amoratada, recibe la reprimenda del conductor: "pero mujer, ¿a dónde vas con tanta prisa? Si hay trenes cada cinco minutos... esta juventud sólo sabe ir corriendo, así os pasa que no miráis...".
Calcular las distancias
Puede parecer fácil pero no lo es tanto. Y si no que se lo digan a una de mis compañeras de la facultad. Era MUY despistada. Tanto que un día, en el metro, le pasó esa cosa inverosímil que yo creía realmente imposible: no tuvo cuidado e introdujo "el pie entre coche y andén". Así que al salir del metro de repente ya no estaba delante de mí, porque más allá del tropiezo (que podría haberse quedado en lo anecdótico) introdujo tooooda la pierna entre coche y andén, con lo cual sólo sobresalía su torso del suelo. Y encima no paraba de reír. Pero sus facultades para calcular distancias fueron puestas a prueba en otra ocasión: en el tren. Íbamos dirección Méndez Álvaro y, para una sola parada no íbamo a sentarnos, así que íbamos charlando tranquilamente cuando el vagón cuando empezó a zarandearse demasiado, por lo que su inquieta manita buscó instintivamente una barra a la que agarrarse pero, no me preguntéis cómo, en lugar de eso le plantó la mano en la cara a un señor que estaba dormitando. El pobre se despertó sobresaltado y yo no pude contener una sonora carcajada mientras la pobre chavala le pedía una y mil veces disculpas por el despiste.
Funciones vitales básicas
No revelaré su nombre como no revelé el de mi compi de clase, pero un amigo muy amigo un día iba en el tren y ¡¡¡necesitaba hacer pipí!!! y ¡¡¡mucho!!! Pero el tren no tenía servicios y no podía bajarse porque llegaba con mucho retraso a su destino. Además esta persona necesita mucha intimidad para hacer este tipo de cosas de modo que la historia se complicaba... entonces su novia se acordó de que cuando sus sobrinos se veían en un apuro hacían sus necesiadades en una botella... pero no tenían ninguna botella... de modo que... ahí tenéis que imaginaros a mi pobre colega entre vagón y vagón, haciendo equilibrios y mirando hacia ambos lados, meando en una ¡¡¡bolsa de plástico!!! Seguro que acaban contratándole en el Cirque du Soleil porque tiene mucho mérito.

3 comentarios:

Aurora Rey dijo...

jajajajajjajajajajijijijijojojoojjjejejejejejjijijijijijjjajajajajujujujujojojojojeje
si hubiera más onomatopeyas para decribir la risa sin duda dejaría aquí constancia. Muy buenas tus anécdotas.

-pequeña saltamontes- dijo...

Alguna que otra historia me suena familiar jejeje, muy simpático tu artículo y como muy bien dices hay tantas anécdotas en este curioso medio de transporte que todos solemos coger que será necesario más de un capítulo jeje estaremos a la espera un besote

Lolita blues dijo...

Ya tengo preparadas nueva entregas de tontunas: grandes leches y anécdotas sobre sonidos corporales. Un poema, ya verás, ya.

Hablamos, maja. Un besote!

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