Taller Encantado

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15 de noviembre de 2009

Pertenencia y libertad

¿Se puede formar parte de un grupo y seguir siendo libre? Me temo que no, o estás dentro o tienes libre albedrío, pero no puedes mezclar ambas situaciones. El problema se deriva de la siguiente situación: te sientes parte del proyecto común de un grupo pero necesitas sentir que tus actos te siguen perteneciendo a ti mismo y a nadie más, y por tanto, por más que compartas tus convicciones, precisas dirigir tu propia vida por donde tú y solamente tú desees. Parece sencillo, la balanza se decanta por tomar el camino más largo, abandonar la relativa calma que brinda el grupo, y avanzar a tientas pero a sabiendas de que tus errores serán causados solo por ti, sin posibilidad de diluir las culpas en la colectividad.

Dar el paso no es sencillo, muchos piensan que te has precipitado, que eres un soberbio, que no sabes lo que haces y que tus pasos te llevan al fracaso inevitablemente... es fácil hablar desde la atalaya del calor grupal y señalar desde allí con el dedo al que decide labrarse su propio destino. Es incluso admirable la capacidad del hombre de burlarse incluso de aquél que obra de forma diferente a él mismo, de ningunear sus logros, achacarlos a golpes de suerte fortuitos o incluso saborear la derrota que supone el autoexilio cuando se percibe como obligado.

Nada más lejos, quien levanta la cabeza y decide aventurarse a ser sincero consigo mismo con cada nuevo paso se reafirma en su madurez, con cada experiencia enriquece sus días, con cada encuentro en el camino disfruta sin necesidad de rendir sus opiniones y así, día a día está más cerca de quien aspira a llegar a ser. Quizás le cueste la vida atravesar las vicisitudes que se vaya encontrando porque en su soledad no contará con la fuerza de las masas, pero podrá irse tranquilo de este mundo sabiendo que obró siendo coherente consigo mismo.

Escucha lo que tienes que decirte y defiende lo que piensas abriendo bien los oídos para escuchar lo que los otros tienen que transmitirte. Pero no te traiciones, pues para bien o para mal, eres quien te acompañará siempre, y ante quien indefectiblemente tendrás que rendir cuentas. Eres tu dios y tu juez.

1 comentario:

Canichu, el espía del bar dijo...

Depende de qué clase de grupo se podría decir lo que afirmas, a mi entender. El problema está cuando alguien cree que es la parte X del grupo y se da cuenta que no partes en el grupo o que si las hubiera no corresponden con el esquema del individuo que se plantea esto en cuestión. Todo depende de qué contexto sea el grupo para que esto tenga más o menos importancia en la vida de la persona. Así lo veo, más o menos. Saluditos.

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