Taller Encantado

English cv French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

18 de abril de 2009

Una mirada inquietante

Frío que cala hasta los huesos. Una intensa humedad pegajosa. La cara helada, las manos buscando refugio. Los pasos, indecisos, no saben dónde van a poder asentarse puesto que de las paredes fluye agua y el terreno es resbaladizo.

Y allí está ella, colgando de su tela, laborando un día más. Ajena a mis pensamientos, ajena al susto que me ha propinado, ajena al mundo, teje su trampa cuidadosa. También ha sido madre, recientemente además. Pero eso yo no lo sé a ciencia cierta, o quizás sí, no importa. Es lo de menos. Las sombras se proyectan en la cueva prolongando los cuerpos y haciéndolos inmensos. Del mismo modo yo proyecto la sombra de este relato para estirar las ocho patas de mi amiga y crearle un pasado y un presente que se escapa entre suspiros y un futuro que es totalmente inevitable y nos atrapa por oleadas. Igual que los finísimos hilos que salen de su cuerpo, que se adhieren a cualquier presa que los toca. Cuanto más avanzas, querido lector, más prisionero eres de las palabras, más sed de saber te brota de las entrañas y no puedes escapar, muy a tu pesar. Tu voluntad se diluirá hasta que llegue el momento. Sigue respirando, y tratando de desenredarte, apenas te reconoces ya. Espera, ya casi te alcanzo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Raquel soy Maria ¿com0 estas?.Un relato interesante el tuyo, inquietante y sobre todo húmedo.Según lo estas leyendo te da la sensación de que te vas impregnando de humedad y lo que es peor, que miles de arañas te persiguen para enrredarte con sus hilos de seda y después comerte, je,je. Esto hace que te rrecorra un intenso escalofrio por todo el cuerpo.Un besiito.Te he mandado otro correo no se si este por fin te ha llegado. ¡dime argooo!.Maria

Lolita blues dijo...

Jajaja... pues es un relato de lo más inocente... surgido de la cueva que está justo detrás de la cascada cola de caballo del Monasterio de Piedra. De un día casi veraniego, soleado y estupendo, pasamos a meternos en esa gruta llena de humedades y de repente, como quien ve un enorme monstruo, allí estaba la arañita, a la que le hicimos mil fotos, claro está.

Me alegro de que te haya gustado/inquietado. Jejeje. Espero verte el sábado con ganas de juerga. Muchos besos María, y gracias por leerme.

Sitios que he visitado