Resulta sorprendente cómo un simple mensaje puede hundir tus planes para todo un año o por el contrario allanar el camino para que las expectativas queden cubiertas y el resto de los planes se desenvuelvan sin problemas.
Hoy en día somos exigentes con nosotros mismos quizás más que nunca. Es necesario trabajar para poder sacar un hogar adelante, pero también es preciso alimentar el alma y estudiar, formarse, recliclarse constantemente en este mundo informatizado y todavía debe quedar tiempo para tener algo de vida social y de intimidad.
Me pregunto dónde queda uno mismo, dónde queda la necesidad de tumbarse a mirar el techo pensando en nada en particular, dónde queda el tiempo que uno necesita para ilusionarse y soñar despierto, dónde el preciso para contemplar la belleza, para degustarla, para crearla. Luego dicen que padezco el síndrome de Peter Pan. Pues sí, lo reconozco sin tapujos, añoro con todo mi ser la capacidad de abstracción que tenía de niña, los juegos, la despreocupación, o mejor dicho, la ingenuidad, que preocupaciones tenemos siempre (aunque sea la de acabar la cole de cromos de dinosaurios de los bollycao).

3 comentarios:
Ay la mano loca, que se llenaba de pelusillas enseguida y al tercer día ya no pegaba ni pa'trás.
¡Cómo no nos va a entrar nostalgia de esos tiempos de niña! Sobre todo recordando cómo jugábamos antes y la de cosas tecnológicas que hay ahora que dejan tontos a los niños.
Qué le vamos a hacer si tenemos que hacernos grandes... lo importante es conservar el espíritu joven y vivir con alegría todo lo que va llegando, ¿no?
Yo sólo digo que grandes por fuera, pero siempre pequeñecos por dentro, para seguir siempre ilusionados y con ganas de vivir!!!
¿Y te acuerdas del blandi-blue? eso sí que ponía a mi madre de los nervios, jajajaa.
El blandi-blue a mi madre y a mí también que no había por dónde cogerlo!!
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