Taller Encantado

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4 de marzo de 2010

Cruzar la barrera

Es tan fina, estrecha y frágil... en la fracción de un segundo puede desencadenarse el leve movimiento que (in)voluntariamente puede llevarnos a cruzar la barrera. Como cuando se busca un beso con un levísimo viso de atrevimiento en la mirada, como cuando la tibia mueca de un bebé nos anuncia que estallará en llanto.

Así de sencillo le pareció que podría ser simular un desequilibrio que fructuficaría en el silbido impasible del tren, llevándose su frágil existencia túnel adentro. Sin embargo, dejó que la proximidad del ahora amenazador aparato, pasara casi rozando su cuerpo. Se sintió un poco más cansado y pensó en ella. Siempre ella. Su imagen flotando imprecisa, sus rasgos difusos, irreconocibles. La veía en todas partes pero no la veía en ningún lugar, como si hubiera olvidado su rostro. Atrapar sus facciones era para su mente como tratar de alcanzar una mariposa, amargamente difícil.


Se sintió un poco más desgraciado, sus hombros se alzaron de forma involuntaria y su cuello se acortó, recordándome a una pequeña tortuga agorafóbica. Ha pasado mucho tiempo, pensé para mí, pero sigues solo. Si él hubiera sido capaz de leer mis pensamientos, tal y como yo siempre pude hacer con los suyos, le habría explicado que no era para ella. Que atraparla habría sido como atrapar a aquella mariposa... el polvo de sus alas, habría teñido sus dedos impidiéndole volar. Su soledad era tan necesaria como la libertad de aquella afortunada mujer, aunque ni por asomo sabría que debía sentirse tan dichosa.


2 comentarios:

Aurora Rey dijo...

Hay algo en este relato que me hace pensar en los seres mas cercanos y a la vez lejanos y es por el hecho de intentar recordar su imagen en la mente: se me aparece el rostro de la ultima vez que los he visto ya en persona o a traves de fotos; lo que mas curioso que me resulta de este proceso es que la imagen es vaga cuando trato de recordar como eran de pequeños y/o mas jovenes....por suerte contamos con una tecnologia tan poderosa como las camaras de fotos...entonces nos sorprendemos de los cambios que el tiempo ha producido en los nuestros.

Lolita blues dijo...

La mente es muy curiosa, suele cubrir de un halo los rostros de las personas a las que más amamos. Sin embargo tenemos imágenes indelebles que incluso a veces deseamos eliminar de nuestro "disco duro" sin éxito.

Y la memoria es traicionera. Sin embargo, ahí están, recuerdos muy lejanos, de rostros que se giran, de tacones que resuenan en el suelo, de risas cantarinas. Todo eso está ahí, en algún lugar, muy dentro.

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