Taller Encantado

English cv French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

11 de febrero de 2010

Brócoli y otras sustancias psicotrópicas

Se lo escondió en el bolsillo, yo lo ví, pero no quise decir nada. No delante de mamá y los invitados, no el día de navidad. Me retiré corriendo a llorar al baño, intentando que nadie se percatara, esperando que no fuera demasiado tarde para cambiar ese impulso irrefrenable de mi querido hermano pequeño. No tan pequeño a juzgar por lo que acababan de soportar mis ojos.

¿Cómo había llegado a eso? ¿En qué nos equivocamos? Si de niño siempre rehuía de toda clase de verduras ¿desde cuándo esa adicción irrefrenable? ¿Es que no podía ver una escarola sin desear hundir sus dientes en ella. Es vergonzoso, lo sé, y resulta muy desagradable contar cómo devoraba los repugnantes purés de verduras, verdosos y viscosos, pero solo este diario puede aliviar mi mente de semejantes atrocidades.

Me consta que pasa por épocas de mayor descontrol, puede pasar semanas enteras fuera de casa, yendo a cualquier granja ecológica a recolectar zanahorias y habas, pero ¿qué podemos hacer nosotros? Ya no sabemos cómo ofrecerle carnes y pescados, pizzas y hamburguesas. En ocasiones mi madre trata de hacerle entrar en razón, otras intenta engañarle preparándole lasagna de verduras que en realidad está rellena de carne... pero nada, no hay manera. Creo que le hemos perdido para siempre. Nunca volverá a ser el mismo de antes, sus niveles de descongestión arterial y de nutrientes deben estar ya saturados de vitaminas y radicales libres. Y eso, está claro, no tiene solución.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Cómo puede haber seres humanos en pleno siglo XXI que rechacen una pizza con grasas trans y demás mierdas! Dios este muchacho está perdido.
En lo del puré de verduras hay un ensañamiento gratuito... ¿por qué será? je, je, je

Sitios que he visitado