Taller Encantado

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18 de octubre de 2009

La Dama Blanca III

A través de copa mi copa (y siempre tras vaciarla varias veces) los diminutos ojos de Sandy me parecían enormes faros en los que naufragar gustosamente, y sus estrechas caderas de niña grande se me antojaban curvas más sinuosas que las escarpadas montañas de mi tierra natal.

Cada noche empezaba a arrancarle las notas a mi trompeta con la habitual desgana de quien tiene que ganarse el pan, pero a medida que los chicos se animaban el instrumento ya no me era un ajeno aparato frío sino que se convertía en parte de mi ser fundiéndose con mis dedos mientras las ideas y las notas volaban en un etílico sueño de felicidad infinita y eternas improvisaciones. Al finalizar la noche, no sé cómo, despertaba sentado sobre el estuche de mi instrumento en un rincón de la Dama Blanca, con el cuello de la camisa manchado de carmín y la corbata en fuga.

Me pregunto qué habrá sido del huesudo Ringo, de Sam y los gemelos. Nunca supe distinguirlos, nadie supo, en realidad, eran como dos gotas de agua, los dos chicos de ojos tristes que podían sacar auténticas melodías de cualquier objeto. Eran una de las mejores bazas de aquel antro venido a menos, quizás lo único, aparte de las medias de rejilla de las coristas, capaz de dejar boquiabiertos a los parroquianos.

Con el saxo de Ricky sigo entrelazando los lamentos de mi trompeta cansada, que sigue aguantándome el ritmo pacientemente. A veces rememoramos aquellos días como si fueran mejores, aunque en realidad seguimos exactamente igual: sin tener dónde caernos muertos y aferrándonos a nuestra música porque es el único don que nos han regalado en nuestras vidas. Vivimos para tocar y tocamos para poder seguir viviendo allá en el mundo celeste en el que sólo hay una copa tras otra en la que empapar una música sin final que se vertebra en nuestro interior y se expande saliendo de nuestros pulmones hasta ocuparlo todo.


1 comentario:

Anónimo dijo...

soy fan de la dama blanca, mientras leo tus palabras es como si viera a los personajes y hasta me parece escuchar la música de jazz improvisada, es genial!!!!

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