Está claro, como dijo aquel "el sentido común es el menos común de los sentidos". El ser humano se tropieza una vez y otra en la misma piedra, no la reconoce cuando aparece de nuevo en su camino y, ¡pum! se topa con ella y todavía se sorprende.
Aprender es un proceso largo, en el que es fundamental la repetición, pasar una y otra vez por las mismas líneas, por las mismas ideas, por las mismas palabras, para fijarlas y una vez interiorizadas poder moldearlas, matizarlas, permitir que el pensamiento avance y se esparza a sus anchas, creciendo libre al fin, pues sus raíces se encuentran firmemente asentadas.
Sin embargo adolecemos desmemoriados, incapaces de recordar, de retener, de abarcar y ese es uno de los mecanismos de los que se vale el cerebro para poder procesar la ingente cantidad de información que pasa diariamente por nuestras neuronas. Lo que nos mata que es nuestra carencia de retentiva, es lo que nos da la vida porque nos evita el colapso total. Mi pregunta es la de siempre ¿qué hacemos aquí? ¿Acaso somos un juguete divino? ¿Un proyecto errado? ¿Un ensayo inconcluyente? ¿Para qué vivir? ¿Es lo único importante el camino?
Estos son los interrogantes que cada poco me sobresaltan porque no entiendo y la esencia del ser humano es la de no entender y la de buscar respuestas y la de tratar de comprender lo incognoscible. Errare humanum est.
Aprender es un proceso largo, en el que es fundamental la repetición, pasar una y otra vez por las mismas líneas, por las mismas ideas, por las mismas palabras, para fijarlas y una vez interiorizadas poder moldearlas, matizarlas, permitir que el pensamiento avance y se esparza a sus anchas, creciendo libre al fin, pues sus raíces se encuentran firmemente asentadas.
Sin embargo adolecemos desmemoriados, incapaces de recordar, de retener, de abarcar y ese es uno de los mecanismos de los que se vale el cerebro para poder procesar la ingente cantidad de información que pasa diariamente por nuestras neuronas. Lo que nos mata que es nuestra carencia de retentiva, es lo que nos da la vida porque nos evita el colapso total. Mi pregunta es la de siempre ¿qué hacemos aquí? ¿Acaso somos un juguete divino? ¿Un proyecto errado? ¿Un ensayo inconcluyente? ¿Para qué vivir? ¿Es lo único importante el camino?
Estos son los interrogantes que cada poco me sobresaltan porque no entiendo y la esencia del ser humano es la de no entender y la de buscar respuestas y la de tratar de comprender lo incognoscible. Errare humanum est.