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TODO SE TRANSFORMA
Tu beso se hizo calor,
luego el calor, movimiento,
luego gota de sudor
que se hizo vapor, luego viento
que en un rincón de La Rioja
movió el aspa de un molino
mientras se pisaba el vino
que bebió tu boca roja.
Tu boca roja en la mía,
la copa que gira en mi mano,
y mientras el vino caía
supe que de algún lejano
rincón de otra galaxia,
el amor que me darías,
transformado, volvería
un día a darte las gracias.
Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.
El vino que pagué yo,
con aquel euro italiano
que había estado en un vagón
antes de estar en mi mano,
y antes de eso en Torino,
y antes de Torino, en Prato,
donde hicieron mi zapato
sobre el que caería el vino.
Zapato que en unas horas
buscaré bajo tu cama
con las luces de la aurora,
junto a tus sandalias planas
que compraste aquella vez
en Salvador de Bahía,
donde a otro diste el amor
que hoy yo te devolvería.
Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.
Tu beso se hizo calor,
luego el calor, movimiento,
luego gota de sudor
que se hizo vapor, luego viento
que en un rincón de La Rioja
movió el aspa de un molino
mientras se pisaba el vino
que bebió tu boca roja.
Tu boca roja en la mía,
la copa que gira en mi mano,
y mientras el vino caía
supe que de algún lejano
rincón de otra galaxia,
el amor que me darías,
transformado, volvería
un día a darte las gracias.
Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.
El vino que pagué yo,
con aquel euro italiano
que había estado en un vagón
antes de estar en mi mano,
y antes de eso en Torino,
y antes de Torino, en Prato,
donde hicieron mi zapato
sobre el que caería el vino.
Zapato que en unas horas
buscaré bajo tu cama
con las luces de la aurora,
junto a tus sandalias planas
que compraste aquella vez
en Salvador de Bahía,
donde a otro diste el amor
que hoy yo te devolvería.
Cada uno da lo que recibe
y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma.
4 comentarios:
yo votaria por hacer una casa en un árbol, siempre he querido una. De hecho al lado de mi casa tenemos un pequeño robledo en el cual hemos hecho realidad alguna de nuestras fantasías, como subir por unas escaleras de madera clavadas en el tronco de un árbol que algún insensato aventurero se ha atrevido a poner o a hacer cuevas entre la silvas forndosas de los bosques gallegos a base de talar los tallos de los fentos o cualquier planta que se interponia en el hueco, o bajo las ramas de un árbol protegernos de la lluvia con sacos grandes abiertos de plástico o bajo algún pañasco en la playa crear uan aventura de superhéroes y piratas...jeje, como me enantaban esos momentos y aunuqe no viene al cuento del poema de amor, quería reflejar mi voto ya tardío.
Que por cierto es un bonito y exuberante poema...mmm
besos!!!
Gracias, meigiña ;) Es una cancíón de Jorge Drexler... que ahora me estoy aficionando.
Qué bonito es ese recuerdo que evocas... yo recuerdo cuando me subía a los árboles y cuando escondía mis tesoros en cuevas en el campo... qué bonito recordar, parece un sueño al cabo del tiempo ¿verdad?
Un sueño que merece la pena soñar de nuevo.
Sí, desde luego que la letra es fantástica... de la que yo sólo conocía ese cachito que ponen en un anuncio de la tele.
Tendré que escucharla toda entera...
Esa es la historia, que nos quedamos siempre con el estribillo, que está muy bien, pero el resto es fenomenal... ¿a que sí?
¡¡¡Me alegra que te guste!!!
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