Taller Encantado

English cv French German Spain Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

6 de abril de 2011

Réquiem por una maleta

Mi pequeña Paike me ha acompañado durante muchos, muchos años. Es una pequeña maleta marca nisu, que no recuerdo si fue un regalo o si directamente fue comprada en Alcampo, como tantas otras cosas a las que uno no les presta especial importancia porque son eminentemente prácticas. Fuera como fuese, llegó a mi vida para llenarse de mis cosas. Su función era sencilla: albergar pequeños pedazos materiales de aquello que me resultaba indispensable cuando salía de viaje. Desde la muda limpia a un buen libro, desde la guía de viajes hasta los regalitos para la familia. Todo ese pequeño continente derramaba identidad, y, si se hubiese perdido en alguna ocasión, no me cabe duda de que un fragmento de mí se habría ido para siempre, como se desprenden los satélites de los astros, para gravitar en torno a ellos sin volver a tocarlos de nuevo.

Así, esa boca verde delimitada por múltiples bolsillos engulló gustosa mis pertenencias cuando visité las pirámides de Egipto y cuando recorrí Irlanda. Estuvo a mi lado en Italia y en todos los pequeños viajes por la Península que se fueron sucediendo durante mi adolescencia. También me acompañó cuando viajé a Turquía a contemplar el baile de los derviches girovagos y cuando escuché fado por primera vez en una taberna lusa. Refugió mis miedos e inseguridades cuando visité por trabajo Bélgica y fue mi aliada cuando Alemania, Austria y Hungría se abrieron ante mis ojos. En Siria padeció la rotundidad del sol con estoica fortaleza y en Jordania fue testigo de mi devoción por Petra, siendo el nido de mis recuerdos más preciados. Siempre más llena de objetos y experiencias a la vuelta, mi pequeña maleta, plena y rebosante, regreseaba obediente a su destino final: mi hogar.

Alguna vez la oí quejarse, cuando sus pequeñas rueditas, ya desgastadas, chirriaban levemente al contacto con el suelo y pensaba, orgullosa, que me estaba prestando un gran servicio y que los años apenas pasaban por ella. Y sin embargo, el día en que dejara de ser operativa, tenía que llegar y llegó recientemente, para mi desdicha. El asa se rompió, como si fuera de papel, al recogerla de la cinta del equipaje... tantos años han pasado por ella siendo mi silenciosa compañera, que ya creía que siempre estaría ahí.

No importa, pequeña, seguirás formando parte de mi vida en el altillo de mi cuarto y albergarás, como siempre has hecho, aquellas posesiones que me inspiren buenos recuerdos, porque siempre apareciste para trérmelos a las mientes y eso no tiene precio.

2 comentarios:

Aire Fresquito dijo...

Pobre maleta. Al menos fue tu fiel compañera durante décadas. Ahora recuerda comprarte una con el maldito "tamaño Ryanair" para que te valga para todas las compañías ;)

Anónimo dijo...

Raquel, me ha encantado este escrito, eres única describiendo sensaciones y sentimientos, enhorabuena y sigue escribiendo, ¿te acuerdas cuando te metí el osito Pepe en la maleta? jajajaja
un besote!!!! Alicia

Sitios que he visitado