Taller Encantado

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18 de agosto de 2010

Memorias sensoriales I ¿A qué huele el calor?

En este desnaturalizado mundo en el que vivimos es probable que poco a poco vayamos perdiendo nuestra memoria sensorial. Con el paso de los años, igual que los niños no asocian el tetra-brick de la leche con la ubre de la vaca, nosotros iremos disolviendo el pasado primigenio de nuestros sentidos, que carecerán de referentes. O no.

Si nos preguntaran a qué huele el calor, puede que algunos dijeran: "a hogar, a descanso merecido, a cuentos de sobremesa y charla familiar".

También dirían quizás: "a sol y playa, a bronceador y chiringuito veraniego". Aquéllas, sin duda dirían (y perdónenme si no es hermoso): "a menstruación, a punzada de dolor en el vientre que traspasa la carne hasta ruborizar las mejillas".

Otros señalarían "a pan recién hecho, crujiente su dorada corteza, humeante y esponjoso su corazón".

Puede que los más dijeran: "a materia que se consume, a neumático quemado, a plástico que se resiste a perecer devastado por la llama pasando al estado gaseoso en forma de negros humores".

Los picarones dirán que "a abrazo de dos cuerpos fundidos en uno" y los menos poéticos que "a abrigo y sustento, que lo demás se lo lleva el viento".

Los más aprensivos destacarían que huele a apestoso efluvio de infierno sulfuroso, aunque los más abnegados sin embargo dirían que a vientre materno, íntimo y protector. Y es que el calor huele a guiso de mil especias aderezado y a fábrica inhumana preñada de vapores y sudores desterrados. Huele a la vez a aridez y a vergel, a refugio y a amenaza. Y en estas dudas ando cavilando todo el día tratando de asir con la mente el aroma sublime o la peste insoportable del calor, que depende de la ocasión y la percepción de cada cual.

¡Bienhallado quien en entorno deleznable tenga sus narices capturadas por un buen catarro! ¡Y que disfrute con toda su capacidad pulmonar quien entre fragancias se oree!

3 comentarios:

Aurora Rey dijo...

y el calor huele diferente en la ciudad que en el pueblo o en la costa....y aunque no lo sepamos, es básico para la supervivencia...por lo general, en los paises orientales, desde turquia a la india, usan muchas especias para esconder el mal estado de los alimentos...con facilidad podemos tener un apreton del estomago por no oler la comida......

Ernestina dijo...

Le dejo aquí (en mi nombre) un recuerdo de infancia, muy lejano; puede ilustrar su comentario.
¿Es usted profesora?
En muchos de mis escritos aparecen, una y otra vez, con diferentes nombres, las "señoritas".
Ahora creo que ya no se utiliza, y que incluso las tutéan.
Un saludo.

Ernestina dijo...

Perdóneme la errata, he puesto un acento en "tutean".

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